jueves, 12 de febrero de 2009

¿Si una persona consumidora de drogas se niega a acudir a tratamiento, es recomendable que lo haga la familia?


Sí. Cuando se detecte un problema de abuso o dependencia a las drogas, es recomendable que la familia asista a solicitar información. Esto le permite conocer las características de la adicción, pero, sobre todo, las conductas más apropiadas por seguir y las actitudes que no deben manifestarse.

Lo anterior ayuda a cambiar actitudes y conductas, lo que algunas veces es suficiente para modificar el patrón de comportamiento del consumidor.

En ocasiones, la familia tiene tantos problemas y tensiones que la comunicación se vuelve deficiente; se dan casos de familiares que dejan de hablarse por meses y hasta por años, lo que vuelve agresivo el diálogo entre los familiares.

Un ambiente familiar sin estructura, horarios, rutinas y límites respecto a lo que se debe o no hacer, induce a la persona a una vida caótica y desorganizada que posteriormente reproduce en su vida diaria. En algunas familias se presentan quejas sobre las conductas de algunos de sus miembros, por ejemplo: "Mi hijo llega muy tarde; no me obedece, etcétera". Aunque la mayoría de las veces las familias pasan por alto esas conductas, o sea que aparecen sólo como espectadoras; es típico ver a un padre que no muestra ningún interés por el problema, y si interviene lo hace con golpes o malos tratos, o una madre que se pasa la noche en vela esperando al hijo. Pero, por el contrario, se han visto muchos cambios positivos cuando los familiares del
usuario de drogas deciden modificar las pautas de conducta de las que quizás hasta ese momento no se habían percatado y que en vez de ayudar, sólo mantienen la adicción de la persona.

¿Cómo puedo ayudar para que acuda a tratamiento?


Hay algunos principios básicos que deben considerarse para favorecer una ayuda más efectiva. Debemos recordar que el tema de las adicciones aún representa una situación socialmente rechazada; por ello, la mayor parte de los usuarios de drogas sólo comparten sus experiencias con otros consumidores, y las actividades relacionadas con el uso de drogas ilegales, se llevan a cabo a ocultas. Sin embargo, cuando el consumo de drogas se hace evidente, vale la pena aprovechar el momento para ofrecer al consumidor alternativas de ayuda.

Un momento apropiado es cuando aparecen crisis o problemas derivados del consumo, ya que en esa situación, el afectado no está en posibilidades inmediatas para resolver sus problemas (pero tampoco se trata de esperar a que la persona lo pierda todo).

A veces el simple acto de escuchar, ayuda mucho a aliviar sentimientos y emociones que el adicto no ha podido expresar. Cuando alguien comenta su problema es porque necesita que se le escuche: por eso, se debe actuar con respeto y atención.

Generalmente, las personas adictas no reconocen su consumo ni su problema, por ello es común que no expresen la necesidad de acudir a tratamiento. No es sino hasta que se les presentan problemas en los diversos ámbitos de su vida, que el tema se abre, o más aún, cuando se sienten presionados por familiares, jefes o amigos.

A continuación se brindan algunas sugerencias útiles para ayudar con efectividad a que una persona acuda a tratamiento:

1. No confrontar. Esto significa no discutir ni enfrentar directamente al paciente con su problemática; tampoco se le debe criticar o censurar acerca de su consumo, ya que esto en muchas ocasiones sólo produce que la persona aumente su renuencia a asistir al tratamiento. Quien desea ayudar debe ser claro sobre lo que piensa acerca del problema y la necesidad de tratamiento.

2. No hacerlo sentir culpable. En ocasiones los amigos o familiares hacen parecer que todos los problemas se deben a una persona adicta. Se debe ser razonable al analizar la situación del consumidor, ya que el achacarle culpas al adicto sólo puede aumentar su resistencia al tratamiento.

3. No permitir que el consumo continúe, ni ocultar conductas de consumo. Por ejemplo, dar dinero a sabiendas de que la persona lo empleará para comprar sustancias. Tampoco es útil pretender que nada ocurre y que todo en "la casa es normal", que el problema es pasajero y que la persona dejará de usar drogas tarde o temprano.

4. No agredir. La adicción o el uso de drogas hace a la familia reaccionar de diferentes formas, una de ellas es la agresión como efecto del enojo o la frustración ante el problema. La agresión puede ser de palabra, por medio de insultos y amenazas o mediante la fuerza o los golpes.

Se debe hacer ver al usuario que no se está de acuerdo con su conducta, pero que si lo desea, está usted dispuesto a apoyarlo. Se puede ayudar a la persona a conseguir alternativas para el tratamiento por medio de direcciones, teléfonos, y si es posible acompañarlo a la consulta y apoyar su iniciativa de continuar con el tratamiento. También es útil que el propio familiar o amistad acuda a un Centro específico para ser asesorado y actuar con mayor eficacia y seguridad.

¿Hay que encerrarlos? (¿Es necesario el internamiento para una persona que está en tratamiento?)




En ocasiones, sí. A veces el internamiento de las personas que padecen un problema de abuso o adicción permite alejarlas temporalmente del contexto que ha desarrollado o mantiene su adicción.

El internamiento se plantea cuando la persona no puede controlar el uso de Sustancias en su medio habitual, y también cuando se presenta una situación que pone en peligro su salud o integridad física y o mental, o la de otras personas. Sólo una parte de los adictos necesitan tratarse en internamiento, el resto puede acudir a la consulta externa, siempre y cuando esté en condiciones de cumplir apropiadamente con el tratamiento.

Ni el internamiento, ni las demás formas de tratamiento, "garantizan" el éxito de una terapia. Desafortunadamente, con mucha frecuencia la familia considera que la única manera de controlar la conducta del paciente es internándolo para que "acepte" su problema y cambie. Obviamente este sistema no opera sí, ya que no todos los adictos necesitan este tipo de abordajes; tampoco el entendimiento de la adicción se da necesariamente con una situación de internamiento y mucho menos este tipo de enfoque debe ser considerado como un castigo o una forma de separar "a la manzana podrida", ya que la intención del internamiento es dar a la persona aquello que no puede obtener de su medio familiar o en su comunidad, y facilitar así su recuperación.

El internamiento debe llevarse a cabo de común acuerdo entre el paciente, la familia y los terapeutas.

¿Se puede motivar a alguien que consume drogas para que acuda a tratamiento?


Sí. Sin embargo, es preciso que la persona dependiente o que abusa de las drogas tenga al menos un mínimo deseo o necesidad de recobrarse de su problema, ya que de otra forma no analizará las causas que precipitan su consumo, ni mantendrá el esfuerzo para mantener su recuperación o aceptar tratamiento.

Aun así, el apoyo de familiares y amigos es de gran utilidad para iniciar el tratamiento. De la misma manera, los profesionales podemos apoyar y dar pautas eficaces a la familia para que este proceso se complete de la mejor forma posible.

Es posible que algunas personas puedan salir por sí mismas de un problema de consumo de drogas gracias a una fuerte motivación o a la influencia de otros. Desafortunadamente, no ocurre así con la mayoría, por lo que necesitan ayuda especializada para superar su adicción.

Los adictos tienen diferentes grados de motivación para asistir al tratamiento; esto depende del deseo de cambiar, situación que no es fácil, considerando que el consumo de sustancias trae consigo experiencias placenteras o necesidad de usarlas para evitar efectos desagradables.

Esta motivación puede no aparecer, y cuando esa persona no admite que tiene un problema y que necesita tratamiento, nos encontramos con un proceso al que se le llama negación. En cambio, otros usuarios de drogas pueden identificar su problema, sin tener la intención de cambiar; en este caso, las personas pueden asistir presionadas por familiares, amigos, compañeros de trabajo o jefes, pero no convencidas. Por ello estos sujetos muchas veces abandonan el tratamiento rápidamente, aunque siempre es útil insistir, ya que algunos logran "engancharse" para continuar en un tratamiento y ayudarse a salir adelante.

Existe una segunda fase durante la cual la persona se encuentra más motivada; reconoce que tiene un problema con las drogas, pese a que no ha hecho nada para dejar de consumir. Para este tipo de pacientes el consejo puede ser muy útil, siempre y cuando no se les critique o presione para que asistan al tratamiento. Vale la pena buscar la ayuda de profesionales en adicciones, con la finalidad de ayudarlos a entender la importancia de dejar de consumir. En ocasiones, con una breve consulta se pueden reconocer los beneficios del tratamiento o del cambio en la forma como se usan las drogas o el alcohol.

Otros sujetos pueden haber hecho intentos sin haber logrado dejar de consumir. De todas formas consideramos que estas personas se están preparando para, en cualquier momento, tomar la decisión de entrar a un tratamiento, por lo que en ellos, más que en nadie, las recomendaciones, el apoyo y los consejos de otros resultan muy importantes.

Un cuarto grupo de personas han permanecido periodos largos sin consumir y tienen la intención de continuar; aunque hayan recaído ocasionalmente, se mantienen firmes en su deseo de no consumir. En ellos la motivación es mayor, por lo que buscan ayuda y los consejos externos siempre facilitan y apoyan de nuevo el tratamiento.

En el "nivel" más "avanzado" están las personas que han estado años sin consumir y que han encontrado un estilo de vida alternativo. El logro de este "nivel" puede tardar años, a veces, con un trabajo intenso de tratamiento. Sin embargo, los estados o niveles de motivación no son permanentes, por lo que una persona que ha alcanzado un nivel superior puede bajar a uno inferior después de recaer, pero luego subir a otro más avanzado y permanecer un largo tiempo en abstinencia.

En general, siempre hay una persona en quien el consumidor puede confiar, que le merece respeto; puede tratarse de un familiar, un amigo cercano, un médico, un maestro... Por esto, es muy importante recurrir a la persona indicada, que tenga mayor influencia en el individuo con una adicción y así favorecer el inicio de un tratamiento.
¿Cuando, cómo, dónde y quién, le dará una razón, un motivo, provocará una circunstancia, generará una situación para CAMBIAR?