viernes, 27 de febrero de 2009

Cada oveja con su pareja (5): ¿Qué hacemos cuando has conseguido la abstinencia y deseas mantenerla?

Ayudar al paciente a prepararse ante problemas probables y/o situaciones para prevenir una recaída.
Anticipar un plan de escape en caso de vuelta al consumo.
Informar de la posible aparición de una falsa sensación de seguridad.
Mantener la identificación de los beneficios a largo plazo y reforzarlos.
Prevenir las recaídas de tipo social.
-Ayudarle a identificar y buscar nuevos reforzadores.
-Apoyar los cambios de estilos de vida.
-Afirmar su propósito de cambio y su autoeficacia.
-Reforzar
Repasar objetivos a largo plazo
–Estrategias de automanejo para evitar los estímulos elicitadores de la conducta de consumo y en conductas alternativas
–Estrategias de afrontamiento cognitivo-conductual (anticipar situaciones de alto riesgo; planificar habilidades de afrontamiento).
–Estrategias para manejar las caídas.
Apoyo social:
–Buscar el apoyo e implicación de personas próximas al paciente (esposa, amigos).

jueves, 26 de febrero de 2009

Cada oveja con su pareja (4): ¿Qué hacemos cuando ya planificas dejar de consumir en un futuro cercano?

Aumentamos la conciencia y conocimiento de tu conducta adictiva.
Refundimos toda la información generando una hipótesis con los cambios concretos a conseguir.
Te ofrecemos apoyo incondicional, disponibilidad (espacio-tiempo), nuestro consejo y conocimientos técnicos.
Clarificar tus objetivos y te presentamos un menú de opciones.
Explorarmos tus expectativas ante el tratamiento y tu papel como paciente.
Te ayudamos a elegir las estrategias más adecuadas para el cambio.
Negociamos un plan de cambio o tratamiento.
Analizamos tus problemas relacionados con el consumo y todo lo que te impida dejarlo.
Identificamos quién más te puede dar apoyo.
Negociamos incluir a tu familia como colaboradora.

Cada oveja con su pareja (3): ¿Qué hacemos cuando reconoces tu problema y empiezas a pensar la posibilidad de cambiar, pero todavía tienes dudas?

Examinamos tus motivos personales en relación a dejar de consumir.
Normalizamos tu ambivalencia
Inclinación de la balanza – evocamos las razones para cambiar y los riesgos de no cambiar;
Se identificarán los beneficios y las dificultades de no consumir.
Te ayudamos a desarrollar un plan de cambio.
Enfatizamos tu libertad de elección, responsabilidad personal y que puedes lograr dejar de consumir.
Reforzarmos tu autoeficacia para el cambio, recordándote otros cambios que has logrado.
Resumimos tus afirmaciones automotivacionales en cuanto a tus intenciones y compromiso.

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿Cómo puede ayudar un familiar, si el adicto se niega a recibir ayuda?

Cuídese. Busque a personas o programas que le den apoyo. Es muy probable, de hecho, que las personas que rodean a los adictos también salgan afectadas. Tenga en mente que no está solo y trate de conservar la esperanza.
Hable. Cuente sus preocupaciones sobre la adicción de su ser querido. La prioridad para quien quiere ayudar es protegerse antes de pensar en ayudar. En lo posible buscar la asesoría de expertos.
No se convierta en excusa. Es más fácil para su ser querido utilizarlo a usted como un objeto para mentir o para protegerse de las consecuencias de su adicción.
No se culpe. Usted no es el culpable de ese problema, que tampoco puede controlar. Estimule al afectado para que acepte su responsabilidad.
Busque seguridad. No se exponga a situaciones de riesgo; busque ayuda de un amigo con el que pueda contar en situaciones difíciles.
Dé un paso atrás. No regañe, reclame ni discuta. Trate de mantener la calma.
Sea positivo. Recuerde que las adicciones tienen tratamiento, hay mucha información disponible sobre el tema que puede recoger y discutir en familia.
Pida ayuda. Hay muchos profesionales que le pueden apoyar a evitar confrontaciones y les orientan para que usen tácticas de motivación cuando traten de persuadir al afectado para que busque ayuda. Al consultar con centros o grupos de apoyo, las personas pueden entender mejor la adicción de su ser querido y comprender que no son responsables y que no puede obligar al afectado a detenerse.
Defina. Reúnase con su familia para establecer, en conjunto, los pasos a seguir.

FUENTE: HEALTH BEAT, HARVARD MEDICAL SCHOOL

Cada oveja con su pareja (2): ¿Qué hacemos cuando todavía no te has planteado dejar de consumir?

Lo primero ganarnos tu confianza, hacer que te sientas bien entre nosotros.
Te ayudamos a creer en tu capacidad de cambio (autoeficacia).
Aumentamos la duda sobre la adecuación de tu consumo – aumento de la percepción de los riesgos y problemas de tu conducta actual.
Exploramos el significado y los motivos por los que acudes a consulta.
Comprender tus percepciones sobre tu consumo.
Examinamos las discrepancias entre tus percepciones personales y las de otras personas que te conocen sobre la conducta problema.
Te proporcionamos una devolución de la situación que nos has presentado.

martes, 24 de febrero de 2009

Cada oveja con su pareja (1): qué hacemos si estás de recaída

Te ayudamos a comprender los motivos de la recaída.
Te informamos sobre el "proceso de cambio" en las conductas adictivas.
Hacemos planes para mejorar el próximo intento.
Aumentamos tu confianza sobre tu capacidad de cambio.
Te ofrecemos apoyo (no condicionado a la conducta actual).
Iniciamos la posibilidad de resolución de problemas que están asociados a esta última recaída.
Analizamos cómo evitar las situaciones de riesgo que están presentes durante la recaída.
Elaboramos fórmulas de escape (cómo abandonar la situación de riesgo)
–Estrategias cognitivas
Imaginación (asociar consumo con consecuencias aversivas)
Reestructuración cognitiva (cambio de percepción de la situación)
Autoinstrucciones (darse a uno mismo instrucciones para mantenerse abstinente)
–Estrategias comportamentales incompatibles con el consumo
Relajación
Actividad física, ejercicio
Crear otros comportamientos alternativos
Revisamos tus habilidades asertivas (rehusar, solicitar apoyo durante una crisis, etc.)
Planificamos cómo retrasar el deseo de consumo
Recordar caídas o recaídas que se hayan tenido en el pasado (aprendemos de los errores)

jueves, 12 de febrero de 2009

¿Si una persona consumidora de drogas se niega a acudir a tratamiento, es recomendable que lo haga la familia?


Sí. Cuando se detecte un problema de abuso o dependencia a las drogas, es recomendable que la familia asista a solicitar información. Esto le permite conocer las características de la adicción, pero, sobre todo, las conductas más apropiadas por seguir y las actitudes que no deben manifestarse.

Lo anterior ayuda a cambiar actitudes y conductas, lo que algunas veces es suficiente para modificar el patrón de comportamiento del consumidor.

En ocasiones, la familia tiene tantos problemas y tensiones que la comunicación se vuelve deficiente; se dan casos de familiares que dejan de hablarse por meses y hasta por años, lo que vuelve agresivo el diálogo entre los familiares.

Un ambiente familiar sin estructura, horarios, rutinas y límites respecto a lo que se debe o no hacer, induce a la persona a una vida caótica y desorganizada que posteriormente reproduce en su vida diaria. En algunas familias se presentan quejas sobre las conductas de algunos de sus miembros, por ejemplo: "Mi hijo llega muy tarde; no me obedece, etcétera". Aunque la mayoría de las veces las familias pasan por alto esas conductas, o sea que aparecen sólo como espectadoras; es típico ver a un padre que no muestra ningún interés por el problema, y si interviene lo hace con golpes o malos tratos, o una madre que se pasa la noche en vela esperando al hijo. Pero, por el contrario, se han visto muchos cambios positivos cuando los familiares del
usuario de drogas deciden modificar las pautas de conducta de las que quizás hasta ese momento no se habían percatado y que en vez de ayudar, sólo mantienen la adicción de la persona.

¿Cómo puedo ayudar para que acuda a tratamiento?


Hay algunos principios básicos que deben considerarse para favorecer una ayuda más efectiva. Debemos recordar que el tema de las adicciones aún representa una situación socialmente rechazada; por ello, la mayor parte de los usuarios de drogas sólo comparten sus experiencias con otros consumidores, y las actividades relacionadas con el uso de drogas ilegales, se llevan a cabo a ocultas. Sin embargo, cuando el consumo de drogas se hace evidente, vale la pena aprovechar el momento para ofrecer al consumidor alternativas de ayuda.

Un momento apropiado es cuando aparecen crisis o problemas derivados del consumo, ya que en esa situación, el afectado no está en posibilidades inmediatas para resolver sus problemas (pero tampoco se trata de esperar a que la persona lo pierda todo).

A veces el simple acto de escuchar, ayuda mucho a aliviar sentimientos y emociones que el adicto no ha podido expresar. Cuando alguien comenta su problema es porque necesita que se le escuche: por eso, se debe actuar con respeto y atención.

Generalmente, las personas adictas no reconocen su consumo ni su problema, por ello es común que no expresen la necesidad de acudir a tratamiento. No es sino hasta que se les presentan problemas en los diversos ámbitos de su vida, que el tema se abre, o más aún, cuando se sienten presionados por familiares, jefes o amigos.

A continuación se brindan algunas sugerencias útiles para ayudar con efectividad a que una persona acuda a tratamiento:

1. No confrontar. Esto significa no discutir ni enfrentar directamente al paciente con su problemática; tampoco se le debe criticar o censurar acerca de su consumo, ya que esto en muchas ocasiones sólo produce que la persona aumente su renuencia a asistir al tratamiento. Quien desea ayudar debe ser claro sobre lo que piensa acerca del problema y la necesidad de tratamiento.

2. No hacerlo sentir culpable. En ocasiones los amigos o familiares hacen parecer que todos los problemas se deben a una persona adicta. Se debe ser razonable al analizar la situación del consumidor, ya que el achacarle culpas al adicto sólo puede aumentar su resistencia al tratamiento.

3. No permitir que el consumo continúe, ni ocultar conductas de consumo. Por ejemplo, dar dinero a sabiendas de que la persona lo empleará para comprar sustancias. Tampoco es útil pretender que nada ocurre y que todo en "la casa es normal", que el problema es pasajero y que la persona dejará de usar drogas tarde o temprano.

4. No agredir. La adicción o el uso de drogas hace a la familia reaccionar de diferentes formas, una de ellas es la agresión como efecto del enojo o la frustración ante el problema. La agresión puede ser de palabra, por medio de insultos y amenazas o mediante la fuerza o los golpes.

Se debe hacer ver al usuario que no se está de acuerdo con su conducta, pero que si lo desea, está usted dispuesto a apoyarlo. Se puede ayudar a la persona a conseguir alternativas para el tratamiento por medio de direcciones, teléfonos, y si es posible acompañarlo a la consulta y apoyar su iniciativa de continuar con el tratamiento. También es útil que el propio familiar o amistad acuda a un Centro específico para ser asesorado y actuar con mayor eficacia y seguridad.

¿Hay que encerrarlos? (¿Es necesario el internamiento para una persona que está en tratamiento?)




En ocasiones, sí. A veces el internamiento de las personas que padecen un problema de abuso o adicción permite alejarlas temporalmente del contexto que ha desarrollado o mantiene su adicción.

El internamiento se plantea cuando la persona no puede controlar el uso de Sustancias en su medio habitual, y también cuando se presenta una situación que pone en peligro su salud o integridad física y o mental, o la de otras personas. Sólo una parte de los adictos necesitan tratarse en internamiento, el resto puede acudir a la consulta externa, siempre y cuando esté en condiciones de cumplir apropiadamente con el tratamiento.

Ni el internamiento, ni las demás formas de tratamiento, "garantizan" el éxito de una terapia. Desafortunadamente, con mucha frecuencia la familia considera que la única manera de controlar la conducta del paciente es internándolo para que "acepte" su problema y cambie. Obviamente este sistema no opera sí, ya que no todos los adictos necesitan este tipo de abordajes; tampoco el entendimiento de la adicción se da necesariamente con una situación de internamiento y mucho menos este tipo de enfoque debe ser considerado como un castigo o una forma de separar "a la manzana podrida", ya que la intención del internamiento es dar a la persona aquello que no puede obtener de su medio familiar o en su comunidad, y facilitar así su recuperación.

El internamiento debe llevarse a cabo de común acuerdo entre el paciente, la familia y los terapeutas.

¿Se puede motivar a alguien que consume drogas para que acuda a tratamiento?


Sí. Sin embargo, es preciso que la persona dependiente o que abusa de las drogas tenga al menos un mínimo deseo o necesidad de recobrarse de su problema, ya que de otra forma no analizará las causas que precipitan su consumo, ni mantendrá el esfuerzo para mantener su recuperación o aceptar tratamiento.

Aun así, el apoyo de familiares y amigos es de gran utilidad para iniciar el tratamiento. De la misma manera, los profesionales podemos apoyar y dar pautas eficaces a la familia para que este proceso se complete de la mejor forma posible.

Es posible que algunas personas puedan salir por sí mismas de un problema de consumo de drogas gracias a una fuerte motivación o a la influencia de otros. Desafortunadamente, no ocurre así con la mayoría, por lo que necesitan ayuda especializada para superar su adicción.

Los adictos tienen diferentes grados de motivación para asistir al tratamiento; esto depende del deseo de cambiar, situación que no es fácil, considerando que el consumo de sustancias trae consigo experiencias placenteras o necesidad de usarlas para evitar efectos desagradables.

Esta motivación puede no aparecer, y cuando esa persona no admite que tiene un problema y que necesita tratamiento, nos encontramos con un proceso al que se le llama negación. En cambio, otros usuarios de drogas pueden identificar su problema, sin tener la intención de cambiar; en este caso, las personas pueden asistir presionadas por familiares, amigos, compañeros de trabajo o jefes, pero no convencidas. Por ello estos sujetos muchas veces abandonan el tratamiento rápidamente, aunque siempre es útil insistir, ya que algunos logran "engancharse" para continuar en un tratamiento y ayudarse a salir adelante.

Existe una segunda fase durante la cual la persona se encuentra más motivada; reconoce que tiene un problema con las drogas, pese a que no ha hecho nada para dejar de consumir. Para este tipo de pacientes el consejo puede ser muy útil, siempre y cuando no se les critique o presione para que asistan al tratamiento. Vale la pena buscar la ayuda de profesionales en adicciones, con la finalidad de ayudarlos a entender la importancia de dejar de consumir. En ocasiones, con una breve consulta se pueden reconocer los beneficios del tratamiento o del cambio en la forma como se usan las drogas o el alcohol.

Otros sujetos pueden haber hecho intentos sin haber logrado dejar de consumir. De todas formas consideramos que estas personas se están preparando para, en cualquier momento, tomar la decisión de entrar a un tratamiento, por lo que en ellos, más que en nadie, las recomendaciones, el apoyo y los consejos de otros resultan muy importantes.

Un cuarto grupo de personas han permanecido periodos largos sin consumir y tienen la intención de continuar; aunque hayan recaído ocasionalmente, se mantienen firmes en su deseo de no consumir. En ellos la motivación es mayor, por lo que buscan ayuda y los consejos externos siempre facilitan y apoyan de nuevo el tratamiento.

En el "nivel" más "avanzado" están las personas que han estado años sin consumir y que han encontrado un estilo de vida alternativo. El logro de este "nivel" puede tardar años, a veces, con un trabajo intenso de tratamiento. Sin embargo, los estados o niveles de motivación no son permanentes, por lo que una persona que ha alcanzado un nivel superior puede bajar a uno inferior después de recaer, pero luego subir a otro más avanzado y permanecer un largo tiempo en abstinencia.

En general, siempre hay una persona en quien el consumidor puede confiar, que le merece respeto; puede tratarse de un familiar, un amigo cercano, un médico, un maestro... Por esto, es muy importante recurrir a la persona indicada, que tenga mayor influencia en el individuo con una adicción y así favorecer el inicio de un tratamiento.

sábado, 7 de febrero de 2009

¿Para qué la conducta adictiva?

Las personas creen hallar en el consumo un alivio para el aislamiento y la soledad emocional, una posibilidad de evadir por un tiempo ciertos sentimientos y dolores muy profundos… Poseen la ilusión de control sobre aquellas situaciones de su vida que viven como ingobernables. En apariencia la conducta adictiva insinúa una aparente parálisis del tiempo, la detención del dolor y el conflicto o sentimiento de impotencia irresoluble.
Modificado de Washton y Boundy

El método adictivo

Recordemos que en la etapa inicial la identificación adictiva se ve menos amenazante y más amigable. Esta conforma lo que se llama recuerdo eufórico -recuerdo del aspecto placentero del consumo y negación u olvido del dolor-. En la etapa inicial consumir y lograr el cambio de humor provoca diversión, excitación, ideas nuevas, estímulos. No es sino hasta la siguiente etapa cuando el consumo empieza a perder la parte seductora. La persona consume más y más para encubrir y escapar del dolor y la frustración creados por el proceso adictivo. Cuanto más progrese la enfermedad, más complejo y rígido se volverá el sistema engañoso. El sistema de creencias adictivo sustenta a la persona y se desarrolla como un estilo de vida.La adicción trabaja muy bien creando dolor, miedo, vergüenza, soledad y rabia. Crea la necesidad de alivio prometiendo que éste se encuentra en el cambio del estado de ánimo que se produce con el consumo. En este momento, la adicción tiene el control total. Vivir la adicción ya no produce placer. Aún produce cambios en el estado de ánimo pero con demasiado dolor como para escapar. El aspecto mágico de la adicción empieza a romperse bajo la tensión porque la persona vive una sobrecarga emocional. El consumo puede volverse aburrido y ritualizado. La capacidad de enfrentar los problemas es ineficaz. Resolver problemas emocionales va en contra del proceso adictivo. Las cuestiones no resueltas se ven como pretexto para vivir la adicción. La paranoia es resultado de que el adicto se cuestione todo y a todos, ¿por qué?. Ésta se convierte en una pregunta tortuosa, constante e interna, que se torna en la ansiedad que experimentan los adictos en esta etapa tardía y puede durar de instantes a días. Aquellos que entran en esta etapa de ansiedad sienten que el mundo entero se ha vuelto contra ellos y a nadie le importan, y aun peor, no le agradarán a nadie nunca más. Este aspecto de la adicción puede ser devastador para el adicto.La persona se vuelve totalmente temerosa de la intimidad y se aleja de cualquier signo a que se le acerquen. Los adictos creen que los demás son la causa de sus problemas. Piensan que la gente no los puede entender, entonces hay que evitarlas; sin embargo se molestan si los abandonan. El aislamiento y la soledad crean un centro que se conecta emocionalmente con otros. Tienen pánico de terminar solos.

Con aportes de Raúl Alvarado y Cristina Meyrialle

Recuperación y el fenómeno de “tocar fondo”

La recuperación es un proceso mediante el cual la persona adicta interrumpe el deterioro progresivo que es típico de este desorden y comienza un restablecimiento constante en las áreas de vida afectadas. Para lograr avanzar en la recuperación es necesario que la persona adicta realice cambios en su forma de pensar y de actuar, así como cambios en sus estilos y patrones de vida. El resultado de una recuperación satisfactoria es una persona con una calidad de vida en franca mejoría, estilos de vida mas sanos y un nuevo sentido de su misión vital, así como una mejoría en su forma de relacionarse, y mayor capacidad para no tomarse demasiado en serio. De esa manera el proceso por el cual una persona enferma de adicción, pasa de la etapa de consumo a la recuperación, es un proceso dinámico, que consta de diversas etapas y posee características específicas.

Puesto que la adicción implica una distorsión de la percepción, sólo algunos acontecimientos importantes pueden provocar que el adicto cuestione la validez de su percepción. El acontecimiento o acontecimientos que ocasionan este descubrimiento algunas veces se llaman “tocar fondo”. “Fondo” no necesariamente significa una total desconexión social, pérdida de familia, de la escuela o del empleo; no implica un completo desastre. Significa que algo sucedió en la vida del adicto que tuvo el impacto suficiente para que éste desee cambiar por lo menos parte de su estilo de vida. Una ley de la conducta humana, que parece tan inquebrantable como la de la gravedad física puede muy bien ser llamada “ley de la gravedad humana”: la persona gravitará de una condición que parece ser de gran sufrimiento a una condición que parece ser de menos sufrimiento, y nunca en sentido opuesto. Según esta ley, es imposible que una persona elija sufrir más. Cualquier tentativa de invertir la dirección de la elección será tan inútil como intentar que el agua fluya hacia arriba de una colina.

La abstinencia, por lo menos al principio, provoca sufrimiento, algunas veces inquietud psicológica, y otras malestar físico. Si intentamos que los adictos abandonen su consumo de alcohol u otras drogas, esencialmente les estamos pidiendo que elijan un mayor sufrimiento, lo cual va más allá de la capacidad humana. Partiendo de este análisis, parecería que debemos suspender todos los esfuerzos de tratamiento. ¡El tratamiento no puede funcionar! Pero sabemos que es un hecho que funciona y que las personas logran llegar a la sobriedad. ¿Cómo sucede?.

Aunque la ley de gravedad humana es inviolable, y la dirección nunca cambia, es posible que las personas cambien sus percepciones. Pueden aprender a ver que su consumo de sustancias químicas es causa de un mayor sufrimiento y que la abstinencia implica uno menor.

¿Cómo se da este cambio de percepción? Todas las sustancias químicas que alteran la mente causan tarde o temprano algún tipo de inquietud:
la pérdida de respeto por parte de la familia y amigos
la amenaza de perder el empleo
mal rendimiento escolar
graves síntomas gastrointestinales
resacas
alucinaciones
caídas y hematomas
ataques convulsivos
ataques cardíacos
la inquietud de mala memoria
la amenaza de encarcelamiento
el terror de los delirios

Cuando estos signos y síntomas de éstos, llega al punto crítico, en que el sufrimiento es igual o superior a cualquier alivio que ofrezca la sustancia química, entonces cambia la percepción de la persona de lo que es una mayor o menor inquietud.
Entonces esto es lo que sucede cuando se toca fondo. El fondo no es más que un cambio de percepción, en el que la abstinencia se percibe como una inquietud menor que el consumo de sustancias químicas.

Recuperación: Nadie cambia cuando se siente bien.


Ninguna persona que haya visto transformar su vida, lo ha hecho motivado por un sentimiento calido y agradable. O sea que eso de que, “hoy hacia una hermoso día para cambiar mi vida, y tome la decisión…”, es por decir lo mas, increíble.


La mayoría de las veces es a través de un proceso de dolor continuado, que se agrava cada vez más, tal como lo hace una piedra en el zapato; que la mayoría de nosotros, nos animamos a hacer cambios radicales en nuestro estilo de vida.



Cuando uno es adicto, la cosa es un poco más difícil, porque la negación es parte de la enfermedad. Es la única enfermedad, que le dice al paciente, que él no esta enfermo. Pero al final de cuentas, la negación es un fenómeno humano y no exclusivo de los adictos. Lo que pasa es que en el adicto el sistema de negación, llamado también sistema delusional, se hipertrofia y crece, para sostener una mentira que se convierte cada día en algo más difícil de creer.
Pero cuando el dolor es insostenible, no hay más remedio que cambiar.

El proceso de recuperación está fundamentalmente relacionado con la incorporación de lo que llamamos concepto de límite, aceptación de la realidad y construcción de una frontera entre nuestro yo y el mundo circundante.

El límite puede significar para algunas personas: restricción, inhibición; represión; rigidez y resistencia ante el cambio; melancolía y pérdida de la confianza en sí mismo. Sin embargo cuando desarrollamos el aspecto más adulto de este concepto lo reconocemos como parte necesaria en todo proceso de crecimiento y maduración de un ser humano.

En el tema de la recuperación de una adicción, el límite necesita ser integrado pacientemente. El contacto con la realidad, del cual el límite es un derivado, rompe los hechizos y limita la omnipotencia con todas sus dolorosas consecuencias. Para una estructura adictiva, que no tolera el límite, ni la frustración, la gran lección es el orden; la perseverancia y finalmente la aceptación de la realidad.

Los grupos y el trabajo individual en psicoterapia, trabajan buscando generar un límite interno evolucionado, adecuado y flexible. Conducen a una profunda toma de conciencia de las propias emociones, de las propias limitaciones, de la realidad a veces dolorosa y de la importancia del propio cuidado. En los procesos de recuperación aprendemos a ser nuestros propios padres, aquellos padres cariñosos pero firmes y protectores capaces de poner los límites necesarios para nuestro crecimiento, con los que tal vez no pudimos contar en nuestra infancia. Aprendemos a ser responsables por nosotros mismos y a asumir riesgos adecuados, así como a sostener la necesidad de postergar la gratificación. Aunque es difícil a lo largo del proceso de recuperación aprendemos que se puede vivir en contacto con la realidad.

¿Cómo pueden colaborar la familia y allegados a la solución del problema?

El curso natural de la adicción es tal que se toca fondo si nadie interfiere. Pero las personas que rodean al adicto, con toda su buena intención, pueden eliminar algunas de las inquietudes provocadas por las sustancias químicas. Por ejemplo, un colaborador cubrirá al compañero que tiene resaca. Esto evita que se dé un cambio de percepción de mayor a menor inquietud y permite que siga la adicción activa. A esto se debe que a las personas que impiden las consecuencias dolorosas del consumo de drogas se les llame facilitadores o codependientes.

Recordemos, que permitir que ocurran las desagradables consecuencias naturales no es lo mismo que castigar al consumidor. Castigar es infligir un dolor desde el exterior. Si por ejemplo, un bebedor considera el matrimonio como una fuente de inquietud, se separará en lugar de dejar de beber. Sólo cuando el alcohólico descubre que su consumo es lo que provoca su sufrimiento, la sobriedad se volverá una solución.

Las percepciones de los adictos también se modifican cuando perciben las gratificaciones de la abstinencia. Cuando éstas empiezan a ser superiores a las de las sustancias que les alteran la mente, los adictos pueden cambiar sus percepciones de cuál es la fuente de mayor o menor inquietud.

Reunirse con gente sobria y ver que son felices y productivos demuestra las gratificaciones de la abstinencia. Obtener una respuesta positiva a la sobriedad de parte de la familia, de los amigos y de los colegas es una gratificación. Recobrar la autoestima es un premio, y lo es también conservar el empleo.

El adicto activo puede reconocer que todo son como gratificaciones y seguir sintiendo que están fuera de su alcance. Aquí es donde una terapia apropiada, con una elaboración realista y adecuada de la autoestima, puede hacer la diferencia. Con ayuda apropiada el adicto empezará a concebir que puede lograr esas recompensas y a percibir que la abstinencia es una fuente de menor inquietud.

Las personas varían mucho en sus percepciones de las gratificaciones y el sufrimiento. El terapeuta debe descubrir lo que cada persona considera una gratificación y un sufrimiento para poder ayudarla a percibir la adicción y la abstinencia junto con su respectivo programa de recuperación y asesoría profesional desde una perspectiva apropiada. La combinación de las experiencias de fondo con la anticipación realista de los beneficios del programa de recuperación hará posible encaminar al adicto hacia el proceso de recuperación.

jueves, 5 de febrero de 2009

¿Tienes lo que hay que tener....?

La vida a veces se nos pone cuesta arriba, nos pone trabas y nos pone a nosotros también a prueba. Durante el tratamiento para superar una adicción no todo es perfecto. Hay que remontar malestares, desencuentros, la desconfianza propia y la de los demás. Las personas más habilidosas cuentan con un modo de afrontamiento que las ayuda a seguir adelante y mejoran frente a la adversidad. Esta habilidad se llama resiliencia. Puedes haberla aprendido en tu infancia o como cualquier habilidad puedes entrenarte para fortalecerla. A continuación tienes una presentación del Dr Guillermo Fernandez que me he permitido modificar para adaptarla al blog.

miércoles, 4 de febrero de 2009

En el Día Mundial contra el Cáncer; El largo viaje del humo por tus pulmones

Como recordatorio de este día, os dejo un video de la Asociación Española contra el Cáncer de caracter divulgativo sobre el proceso respiratorio y la incidencia del humo resultante de la combustión del tabaco. El tabaco es la principal causa conocida, y evitable de Cáncer.



La combinación de tabaco y alcohol explicaran el 85 por ciento de los casos de cáncer oral y puede elevar hasta 100 veces más el riesgo de padecer este tipo de cáncer, según el Consejo General de Odontólogos y Estomatólogos de España, con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el cáncer, que se celebra mañana.

El riesgo de desarrollar cáncer oral entre fumadores puede ser de hasta 17 veces mayor que en los no fumadores. Y el consumo de bebidas alcohólicas puede incrementar el riesgo de cáncer oral hasta 30 veces, en los casos de exceso de consumo, y de tres a nueve veces en los consumos moderados a severos.

Fuente: ecodiario.eleconomista.es
¿Cuando, cómo, dónde y quién, le dará una razón, un motivo, provocará una circunstancia, generará una situación para CAMBIAR?