jueves, 30 de abril de 2009

Programa de ayuda al fumador

De las personas que quieren dejarlo, en cada momento sólo algunas lo intentan y de ellas, las menos, lo consiguen a la primera. Otras personas siguen un proceso con altibajos que incluye
el pensar más seriamente en dejarlo, prepararse, intentarlo, dejarlo y mantenerse. Muchas
precisan de la experiencia que proporciona superar varios intentos. De todas, sólo un pequeño
porcentaje necesita ayuda profesional para abandonar el tabaco.

Teniendo en cuenta la magnitud, transcendencia y vulnerabilidad de este problema y también
la demanda social existente, desde el Programa de Ayuda al Fumador se elabora este material que se centra en la ayuda para dejar de fumar, teniendo en cuenta que: 1) las personas, en general, desarrollan procesos de cambio más o menos largos. Las intervenciones positivas respecto al abandono de tabaco unas veces favorecerán el cese y otras harán avanzar en el proceso de cambio hasta que la persona decida dejarlo; 2) sólo un pequeño porcentaje de las personas que consideran activamente el dejar de fumar necesitan ayuda profesional.

Pretende animar y facilitar la organización y puesta en marcha de diferentes servicios y la
elaboración de sus correspondientes documentos y normas de consenso técnico. Contiene una Introducción y el desarrollo general de los dos diferentes servicios a ofertar: el Consejo Sistematizado, actividad básica de bajo coste y alto beneficio para la salud, a desarrollar sistemáticamente en cualquier consulta con todas las personas fumadoras y el Apoyo
Programado, intervención a realizar en una serie de consultas o sesiones programadas con las
personas que han decidido claramente dejar de fumar y necesitan ayuda, como hemos visto, una
parte muy pequeña de las personas que fuman (se suele considerar aproximadamente un 10%).
Contiene también el desarrollo en profundidad de la parte más práctica tanto del Apoyo
Programado Individual (API), como del Apoyo Programado Grupal (APG). En ambos casos incluye una Presentación, un Diseño orientativo de la serie de consultas individuales (para
el API) o de las sesiones grupales (para el APG) y el desarrollo de cada consulta o sesión que a
su vez contiene:

La descripción de un menú no muy largo de actividades a realizar definidas por distintos contenidos y técnicas a utilizar. Las fichas (se denominan así en el API) o los materiales (se denominan así en el APG) para fotocopiar y entregar a la persona o personas participantes.
No ofrece un modelo de Apoyo Programado Individual o Grupal cerrado, único, sino que plantea distintas posibilidades para que cada equipo y cada profesional pueda elegir el que mejor se ajuste a su situación y a la situación de la persona o grupo con el que trabaje.

La adicción al tabaco, dejar de fumar

El consumo de tabaco es la primera causa prevenible de muerte en España. Cada año, 46.000 personas mueren en nuestro país a causa del consumo de tabaco. Esto significa que una de cada cuatro muertes producidas en hombres y una de cada cincuenta muertes producidas en mujeres, son atribuibles al consumo de tabaco, lo que representa el 14% de todas las uertes que se producen en nuestro país. Así, cada hora que pasa mueren en España cinco personas debido al uso del tabaco. Este grave problema se deriva de la conjunción de una serie de circunstancias que empezaron a confluir durante las primeras décadas del S.XX en las sociedades
industrializadas.

Que el consumo de tabaco no tuviera inicialmente un impacto relevante sobre la salud pública se debe principalmente a tres factores. En primer lugar, el uso del tabaco no llegó a ser un comportamiento masivamente adoptado por la población y por tanto, durante varios siglos, el tabaquismo careció de la dimensión epidémica que le caracteriza en la actualidad. En segundo lugar, los círculos o sectores todavía minoritarios que en el S. XIX fumaban tabaco, lo hacían en
menor cantidad diaria que la mayoría de los fumadores modernos. El hecho de tener que liar a mano los cigarrillos o preparar la pipa, disminuía necesariamente la capacidad de consumo diario de tabaco. Finalmente, la elaboración artesanal de los productos disponibles en el mercado, hacía que los precios de las labores de tabaco no estuvieran al alcance de la mayoría de la población.


Dicha situación cambió drásticamente a finales del s. XIX, debido a una serie de modificaciones clave en los procesos de cultivo, elaboración, producción y comercialización del tabaco en los países industrializados. Muy pronto, y por razones básicamente económicas y de mercado, se popularizó el consumo de cigarrillos. La producción masiva de cigarrillos manufacturados hizo, por primera vez, accesibles los precios del tabaco para el gran público, a la vez que el
incremento exponencial de las ventas, convertía la venta de tabaco en un negocio altamente rentable para los productores. Este cambio de dimensiones comerciales, junto al desarrollo de nuevas técnicas de promoción de los productos, fueron los factores que permitieron a las empresas productoras de cigarrillos dedicar enormes esfuerzos económicos y técnicos en sofisticadas estrategias publicitarias, en una época en la que no existía limitación legislativa al respecto.

Aunque esta transformación se produce de forma idéntica en todos los países occidentales, el período/tiempo histórico en el que se desencadena varía ligeramente, dependiendo del desarrollo industrial y social de cada país. Así, el despegue del consumo masivo de tabaco se produce a partir de los años 20 en EE.UU., entre los años 30 y 40 en Europa Central y a partir de los años 50 en España. De esta forma, en muy pocas décadas, el consumo de cigarrillos se generalizó en la mayoría de países occidentales, hasta alcanzar a más del 50% de la población masculina adulta. En pocas décadas, este fenómeno desencadenó uno de los problemas de salud más graves que tiene que afrontar la sociedad moderna. Aunque, en estos países, la prevalencia del tabaquismo está hoy disminuyendo, el problema está todavía lejos poder considerarse controlado.

La creciente sensibilización de la sociedad respecto a los efectos de la epidemia tabáquica y la propia experiencia de dichos efectos en varias generaciones ha impulsado la adopción de políticas públicas de regulación de la producción, distribución, venta y consumo de los productos de tabaco. En España, las políticas de regulación dirigidas al control del tabaquismo se han iniciado tardíamente, muchas veces impulsada por el contexto internacional, y con una
movilización social de apoyo menor que en otros países. Este hecho ha motivado dificultades importantes en la vigilancia y exacto cumplimiento de las normas dictadas.

Las áreas más susceptibles de regulación pública y con más evidencias disponibles sobre su efectividad son:
 Las relacionadas con la protección de los niños y los grupos sociales más vulnerables: accesibilidad y protección ante las presiones al consumo: publicidad y promoción).
 La regulación del consumo de tabaco en lugares públicos y centros de trabajo.
 Una política de precios que asegure el mantenimiento del precio por encima de la inflación, así como la equiparación fiscal de precios con los otros de países de la Unión Europea.
 El etiquetado, formato y contenido de los productos del tabaco (alquitrán y nicotina).
 Programas de información pública.
 Programas educativos a la medida de las necesidades de distintos grupos sociales.
 Intervenciones de apoyo a los fumadores que quieren dejar de fumar.

El material aquí presentado constituye un apoyo para actividades de formación dirigidas a profesionales de la Salud cuya comprensión de los factores que condicionan la epidemia del tabaquismo y cuya actuación profesional ante este fenómeno, serán sin duda dos factores determinantes para la superación de los graves problemas causados en nuestra sociedad por el consumo masivo de tabaco.

¿Cuando, cómo, dónde y quién, le dará una razón, un motivo, provocará una circunstancia, generará una situación para CAMBIAR?