martes, 12 de mayo de 2009

Trayectoria vital y experiencia terapéutica de adictos a drogas ilegales


La investigación realizada tiene como objetivo principal describir y analizar la trayectoria vital y la experiencia terapéutica de los adictos a drogas ilegales en Castilla la Mancha. Para realizar esta investigación se ha partido de un planteamiento metodológico cualitativo basado en historias de vida obtenidas a partir de entrevistas semiabiertas. El análisis realizado ha partido de la descripción de los procesos de iniciación de los adictos, conduciéndonos hacia uno de los hallazgos más significativos de la investigación: los entrevistados no visualizan su proceso personal desde los componentes teóricos tradicionales del refuerzo que describió Hans Jürgen Eysenck y que forman la base de la teoría de la elección racional. Todo lo contrario, los adictos no sólo no mencionan tales refuerzos sino que construyen un imaginario mágico en el que las drogas aparecen como por casualidad y en el que los factores explicativos son los amigos, la edad, la disponibilidad, la falta de madurez, las disfunciones familiares y otros elementos endógenos. Una vez se inicia el consumo la explicación de los adictos se focaliza hacia el displacer de la abstinencia.

Resulta obvio que este imaginario mágico es una re-construcción que los adictos realizan ahora, desde una perspectiva que trata de superar la adicción. Parece que la estrategia adoptada supone el “olvido” de los refuerzos que explican la adopción de una conducta de riesgo y que les ha producido innumerables problemas.

En este sentido podemos manejar diversas hipótesis, la primera que no sea un olvido sino que efectivamente la relación con las drogas, especialmente el inicio en la relación con la heroína y la cocaína haya sido vivido por los adictos como un “proceso mágico” sin ningún refuerzo positivo que puedan recordar. Esta primera hipótesis ampliaría el papel de los que Elster ha llamado “las recompensas secundarias relacionadas con el propio juego” hasta convertirlas en “recompensas principales”, es decir la recompensa no está en la droga o las drogas que se consumen sino en el estilo de vida de los adictos.

La segunda hipótesis considera que los adictos son muy concientes de estos refuerzos pero que tratan de olvidarlos porque: a) constituyen un poderoso estímulo para la recaída, b) en un rasgo muy habitual de la cultura española se sienten avergonzados por el placer, c) intentan ajustar la narración a los criterios profesionales de una serie de modalidades de tratamiento que aconsejan “olvidar el pasado y mirar hacia el futuro”, d) priorizan las recompensas secundarias que les supone su condición de crónicos victimizados por las drogas.

Otros hallazgos importantes se refieren a la cuestión del género, ya que si bien las narraciones de las mujeres se ajustan al estereotipó del Sátiro tentador y corruptor de inocentes jovencitas (y de mujeres enamoradas), en las narraciones de los hombres también ha surgido con fuerza el estereotipo de las Harpías adictas y viciosas que encadenan a los varones que tratan de abandonar el consumo. Esto nos ha permitido visualizar que adictos y adictas son ante todo varones y mujeres condicionados por sus roles de género, lo que implica que la relación asistencial no debe reforzar estos estereotipos familiares sino sustituirlos por una opción más moderna, igualitaria y democrática.

El estudio, sin que aporte hallazgos tan relevantes como los anteriores, también ha puesto en evidencia que la cuestión de los vínculos y los problemas familiares resulta a la vez central y elemental. Es central en primer lugar porque los conflictos familiares son un componente básico de los problemas de los adictos y en segundo lugar porque el apoyo de la familia (a en ocasiones la familia adquirida pero las más de las veces la familia de origen) es absolutamente esencial para un buen pronóstico en el tratamiento. Es elemental porque en general podemos decir que la trayectoria familiar de una parte sustancial de los adictos que están en tratamiento, al menos en España y particularmente en Castilla la Mancha, se presenta como una elipse: La adicción supone una ruptura con la familia de origen, seguido con la integración en la comunidad de adictos en ocasiones con una pareja o una familia adquirida, para volver finalmente a depender de la familia de origen.

En este proceso las actitudes del adicto, sus motivaciones, pronostican tanto la identificación del caso como su inclusión en uno u otro grupo, es decir el adicto acude al centro en pos de una determinada modalidad terapéutica, a “curarse”, a resolver un problema puntual sin renunciar a su estilo de vida o a cronificarse en una situación intermedia. En la mayor parte de los casos la decisión del adicto puede ser modificada en el EAD siempre que le preste una adecuada atención individualizada, en la que cada caso requiere además sus tiempos. Esta última conclusión viene a indicarnos que la teoría de la elección racional se ajusta bastante al proceso del sujeto y que por lo tanto la tasa de descuento es una buena manera de visualizar este proceso. Pero a la vez la teoría de la elección racional (y sus diversas versiones como la teoría de la automedicación) “olvidan” que una intervención terapéutica adecuada modifica los parámetros sobre los que se sostiene esta decisión. De hecho creo que se trata de un olvido intencionado porque conduce hacia propuestas políticas antagónicas, ya que si nos olvidamos de los posibles efectos de la intervención terapéutica sobre las decisiones del sujeto estamos proponiendo un modelo de intervención sustentado en la idea de la cronificación, en cambio si las incluimos estamos proponiendo un modelo de intervención sustentado sobre la posibilidad de que al menos una parte de los adictos se incorpore a la sociedad.

En esta perspectiva se comprende el hecho de que John Elster y por tanto las ideas dominantes en el centro teórico sólo hagan referencia a dos posibles formas de actuar con los adictos: el “modelo mágico” de AA y las técnicas conductuales que modifican el ambiente social del sujeto. Porque reconocer la existencia de opciones terapéuticas que pueden modificar la motivación del sujeto les llevaría, en la lógica del propio modelo teórico, a postular la posible superación de la adicción. Y esto resulta inaceptable en el ambiente político de la elección racional porque implica más recursos públicos y la suya es una propuesta que pasa necesariamente por el adelgazamiento del Estado del Bienestar.

Tomado de “La trayectoria vital y la experiencia terapéutica de los adictos a drogas ilegales en Castilla-La Mancha”. Consejería de Sanidad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Autor: Domingo Comas Arnau.

Disponible en www.jccm.es/sanidad/fiscam/od/pdfs/investigacion2.pdf


¿Cuando, cómo, dónde y quién, le dará una razón, un motivo, provocará una circunstancia, generará una situación para CAMBIAR?